Beatriz
Por fin tenía la casa de mis sueños. Llevaba tantos años ansiando vivir en un lugar como ese que, la primera noche allí, me desperté varias veces por la emoción y cuando recordaba donde me hallaba, inmediatamente me volvía a dormir cubierto por el deseo realizado. A la mañana siguiente, recorrí las habitaciones intentando hacerlas mías lo más rápido posible, también paseé largamente por el jardín con el café en la mano. A primera hora de la tarde me asomé a una de las ventanas que dan a la ermita y… no podía creer lo que veía: una anciana medio encorvada arrastraba un carrito, se movía ágilmente, rodeada de unos quince gatos con las colas levantadas que daban pequeños saltos a su alrededor. Todo era tan extraño... parecía como si el mundo fuera sólo de ellos. La mujer, de vez en cuando, se paraba y depositaba un puñado de comida en el suelo. Se giró buscando a los felinos rezagados, y yo no supe reconocer, si era o no Beatriz. La sorpresa me paralizó; me aparté ligeramente de la ve...
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