La buena convivencia



Ni de derechas ni de izquierdas; ni rico ni pobre; así podría seguir hablando de él hasta la eternidad, pero como ésta es tan larga… prefiero entrar ya de pleno en su historia. La verdad es que si tengo que explicar algo que haya sabido por sus labios tendré que decir que su historia no es interesante, pero tampoco aburrida.

Su indefinición me interesa especialmente porque es justamente lo contrario de lo habitual, de lo que estamos acostumbrados; esos pronunciamientos tan llenos de seguridad en los que cada cosa es o blanco o negro. De él, de mi personaje, sé cosas bien evidentes: le gusta comer, bien o mal, pero comer únicamente cuando el hambre aprieta y beber, lo justo; no le he visto nunca borracho; quizás porque él no buera sabido escoger entre el vino blanco o el tinto, por lo tanto no bebe más que agua y problema solucionado.

El día y la noche le resultan indiferentes. Si le llamo a horas intempestivas, no parece molestarse, digamos que para él no está ni bien ni mal conversar fuera de horas, siempre y cuando no tenga otras cosas más interesantes que hacer.
 
Así pues, la convivencia no puede ser más pacífica; cada uno a lo suyo y sin molestarse.

Sólo hay una cosa que realmente le chifla; dormir. Yo diría que en esto está muy definido. Si no durmiera sus horas, que son muchas, dudo que pudiera seguir adelante con su vida…. Gatuna.

Per al Bitxo, únic.

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